El siguiente relato es una de las primeras historias que les contamos a los nuevos reclutas:
Juan estudio en la universidad la carrera de agrónomo. Como muchos jóvenes, Juan quería que su conocimiento beneficiara a su pueblo natal. Así que regresó. Recordó las enseñanzas de sus maestros que le decían: Juan, cuando vayas a producir en la zona habla primero con los ancianos del pueblo, ellos, aunque no fueron a la escuela saben que se va dar bien y lo que no.
Así que Juan se acercó a un anciano campesino que se encontraba cómodamente sentado enfrente de su milpa después de una ardua jornada.
– Disculpe Señor, ¿me puede decir si estas tierras dan buenas calabazas?
A lo que el viejo le respondió. – Pues no, la mera verdad, rascándose la cabeza con un gesto de incomodidad. En esta tierra nunca he visto que se de bien la calabaza, solamente he viso el pasto, algunos árboles y el rio.
Y, ¿se dan bien las zanahorias? Nuevamente le preguntó.
¡Híjole joven! ¿Qué cree? Pues nunca he visto que se den zanahorias, solamente he visto el pasto, algunos árboles y el río.
-Oiga, y las piñas ¿Se dan por estos rumbos?.
- Tampoco, solamente he visto el pasto, algunos árboles y el río.
Juan desconcertado profirió con frustración: - ¡No puedo creer que en esta tierra, cuando uno se pone a sembrar, no se da nada bien!
A lo que el viejo respondió: - Ahhh, hijo mío eso es muy
diferente. En esta tierra NO SE DA NADA BIEN, pero SI TE PONES A SEMBRAR, la
cosa cambia COMPLETAMENTE.